21.9.09

UNA DEUDA INTERNA QUE DEBEMOS SALDAR

Juan es empleado de una fábrica y gasta su sueldo en consumo generalmente ya que tiene poca capacidad de ahorro. Pedro acaba de perder su empleo en un comercio y subsiste gracias a los ahorros que pudo acumular. Luis es abogado recibido en la UBA y sus ingresos le alcanzan para vivir y ahorrar. Diego es contador recibido en la Universidad Nacional de Córdoba y vive al día.
Los cuatro necesitan gastar en alimentos, higiene, salud, vestimenta y ocio, en mayor o menor medida dependiendo de sus posibilidades. Por los bienes y servicios que consumen pagan impuestos y eventualmente por sus rentas también.
Cuantas veces hemos escuchado la frase "Yo pago mis impuestos" como forma de justificar una demanda no satisfecha o como avalando el derecho a pedir algo? En todo el mundo podríamos encontrar esa frase en boca de un ciudadano, solo que dependiendo del grado de internalización del tema que tenga el mismo, el peso de las palabras tendrá más o menos gravitación.
Hace siete años, hubo una frase de un funcionario estadounidense que a más de un argentino le afectó el orgullo: "los plomeros norteamericanos no tienen porque pagar la crisis argentina". La referencia era hacia los contribuyentes de impuestos del país más poderoso del mundo que solventarían algunas políticas económicas dirigidas a auxiliar la economía de un país subdesarrollado como el nuestro.
El "yo pago mis impuestos" en boca de un ciudadano argentino dispara innumerables connotaciones psicológicas y brinda un fértil terreno para la discusión, la opinión y el análisis, pero la idea no es precisamente abordar la mirada acerca de posibles evasiones fiscales o de capacidades contributivas diferentes, sino que me permite llegar a un tema que hace mucho me propongo enfocar: el valor agregado que recibe un graduado argentino de una universidad pública, gracias a los impuestos que pagamos todos los argentinos, los graduados y los no graduados.
Dicho de otro modo, todos los graduados que hemos estudiado en una carrera universitaria no perteneciente al ámbito privado, hemos usufructuado del presupuesto público para desarrollar habilidades y potenciales que nos darían una oportunidad para desenvolvernos en la economía real, que quizás a otros conciudadanos se les negara por diversas causas, siendo en ambos casos contribuyentes a aquel presupuesto público.
Luis y Diego disponen de una economía más holgada que las de Juan y Pedro, ya que más allá de realidades coyunturales, teórica y potencialmente pueden aspirar a un nivel de vida más acomodado. Sin embargo, desde el punto de vista conceptual y sin considerar matices obvios de casos particulares, podemos afirmar que los cuatro ciudadanos contribuyen al Fisco para financiar - entre otras cosas - a los actuales estudiantes de nuestras universidades oficiales.
En relación a posibles formas de financiamiento universitario, en más de una ocasión se ha estudiado la implementación del "Impuesto al Graduado", pero nunca se terminó de plasmar la idea. Más allá de la búsqueda de consensos necesarios para su eventual consideración, también debemos recordar que la gratuidad de los estudios en las universidades nacionales argentinas tuvo siempre una cohesión general y una contundente oposición a proyectos de arancelamiento.
Aceptando esta realidad, y destacando el prestigio que poseen estas instituciones, considero válido replantearse si es justo que, solamente por una cuestión de oportunidades, un argentino pudo prepararse mejor que otro frente a su vida habiendo aportado la misma carga tributaria, reiterando la intención de no referirme al aspecto cualitativo de dicha carga, sino a la inexistencia de diferenciales merecedores de un futuro diferente.
Otra frase muchas veces escuchada, la de "devolverle a la sociedad lo que ella nos ha brindado", no ha sido consecuente con la realidad. Los argentinos somos muchas veces solidarios en acciones concretas, aunque personalmente no me animo a afirmar que "el argentino es solidario", entendido esto como una sociedad solidaria en sentido genérico.
En alguna oportunidad se ha hablado de la fuga de cerebros, aquellos profesionales que en el país se instruyeron pero no pudieron aplicar sus conocimientos en forma cabal, debiendo emigrar y en muchos casos triunfar y ser reconocidos en el exterior; es decir, otros países se han beneficiado por el aporte intelectual de ciudadanos argentinos sin haber aportado una sola moneda.
El Estado argentino ha sido blanco de innumerables vicios, defectos y zozobras, y aún a pesar de todo lo criticable que pueda arrogarse, siguió generando las oportunidades mínimas para que un estudiante pueda graduarse y enriquecer el capital humano del país. Y está bien que ello ocurra. Así debería ser. Para ello existe una administración pública que, a través de un presupuesto nacional aprobado por el Congreso, determina las partidas de gastos e inversiones a realizar en pos de construir una nación cada vez más mejor. Pero cuando existen fallas estructurales, los daños deben remediarse de algún modo, y si esos modos son acompañados de acciones nobles tangenciales a lo coactivo del rol estatal, mucho mejor.
Por ello. quisiera reflexionar acerca de qué podemos aportar los profesionales argentinos, seamos de la disciplina que fuere, para retribuirle a nuestro país, a nuestro Estado, a nosotros mismos, la oportunidad que nos dio en su momento. El mensaje dista mucho de lo imperativo, sino que recurro a la mirada moral del tema.
Dejamos en manos del Estado muchas cosas perdiendo de vista que ese mismo Estado somos nosotros mismos.
Nuestro país tiene muchas contradicciones, la más nombrada es el hambre y la pobreza existentes conviviendo con riquezas naturales envidiables en otros rincones del mundo.
La que me moviliza en esta ocasión es aquella por la cual el acceso a la educación y el nivel de enseñanza ha descendido en aspectos cuantitativos y cualitativos, cuando Argentina ha sido siempre referencia obligada en Latinoamérica.
No puedo concebir que un niño no pueda estudiar y que no tenga sus posibilidades porque el Estado no lo puede ayudar, cuando ese mismo Estado es el que me posibilitó graduarme en la Universidad de Buenos Aires. Es ilógico, es regresivo, creo que hasta inmoral.
Todo argentino debe tener su oportunidad de desarrollo personal.
Es claro que los inicios de la educación van íntimamente ligados a la realidad de la familia, el ámbito de desarrollo y los diversos factores que puedan incidir; lo que no nos debemos permitir es que sea el factor económico el que impida esa oportunidad.
Si el Estado propiamente dicho no puede hacerlo, alguien lo debe hacer.
Aproximadamente, 60.000 estudiantes de universidades estatales del país se graduan anualmente según las estadísticas de los últimos años; esto implicaría que en los últimos 10 años, por lo menos 600.000 graduados se han diplomado en todo el país. Si cada uno de ellos aportaran solamente diez pesos mensuales, en tan solo un año se podrían reunir $ 72.000.000 para un fondo especial.
Pienso que los graduados tenemos mucho para aportar, y uno se imagina que si pudiera ser extensivo a los graduados de universidades privadas, la idea podría potenciarse.
Estoy seguro de muchas ONG podrían organizar y administrar estos recursos.
Ya sabemos que pagar impuestos es el precio de vivir en una sociedad civilizada.
Pero qué bueno sería aprender que ayudar a la educación de un país, es saldar una deuda que jamás nos reclamarán, pero que nunca debe prescribir en nuestra conciencia.

4.9.09

SOBREVIVIENDO

Tenía otro tema para alimentar mi blog, pero no puedo dejar de desligarme de Callejeros.
Siento que lo tengo muy arraigado en mis convicciones, pasaron los días y no he cambiado mi forma de ver las cosas, sigo leyendo blogs con opiniones harto enfrentadas y eso me genera la tranquilidad de estar opinando con información diversa y no la que solamente coincida con mi visión.
En esta oportunidad quiero intentar enfocarme en los sobrevivientes de la tragedia, los que fueron a ver a Callejeros ese día y como se encuentran hoy frente a todo lo acontecido. Esto involucra a los músicos, familiares de músicos y público presente ese día, y excluye a los padres y/o familiares de víctimas, que obviamente no hayan estado. Pero antes quiero reflexionar sobre la música que ellos ofrecen.
Como dije en mi primer blog, conocí a la banda después, como muchos otros, y me sentí atraído fundamentalmente por el enorme peso de las frases de sus canciones. Considero que este es un punto no apreciado en su justa medida, cuando algún medio se refiere musicalmente al grupo.
Cual es el público de Callejeros? Se ha escrito muchísimo sobre ello, bajo distintas miradas por supuesto, pero los comentarios más repetidos en ese sentido refieren a un adolescente con rebeldía ante el sistema - aclaro que no me gusta hablar de la palabra "sistema" porque me parece totalmente vacía de contenido, pero no dejo de reconocer que se entiende mucho más facil el sentido de lo que uno escribe que si se utiliza otra palabra o frase -. En esa línea, la de la rebeldía, entiendo que no encontramos ningún hallazgo en Callejeros, ya que son muchas las bandas de rock que quieren transmitir mensajes especiales a sus seguidores; el mismo rock nacional se atribuye esa rebeldía que el joven argentino aprehendería para sí y lo asimilaría como en ningún otro género musical; la idea de un mundo mejor....(?) por lo menos es lo que se escribe por ahí bastante seguido, sin significar que yo comparta esa idea.
Entonces me repregunto...el que iba y el que va a ver a Callejeros, es comparable a un seguidor de una banda que se rebela?, puede que sí, puede que no, pero lo que estoy seguro es que estos músicos despertaron algo que no lo había hecho nadie antes; ese es mi caso y el de muchos otros parece.
A donde voy con todo esto? Busco esclarecer dos temas que se confunden en las críticas livianas.
El plano musical de Callejeros por un lado y la tragedia por otro.
Respecto al aspecto musical ya lo dije, solo que agregaría que ese público especial, el que supo ver algo que no vio en otros, puede ser aquel sobreviviente o aquella víctima. Los padres de las víctimas tenían hijos que admiraban a sus músicos, eso es innegable. Digamos que si no hubiera habido un Cromagnon, nadie estaría criticando la voz de Pato Fontanet tan livianamente ni nadie se animaría a decir sin pensarlo que son burdos imitadores de Los Redondos - aburrida y nada más inexacta comparación -. Con esto que digo, me propongo desterrar y repudiar completamente la crítica del que, usando la tragedia, aprovecha y mancilla la música que hace el grupo apelando a las más diversas teorías, desde celos profesionales, envidia, rencores ocultos, broncas personales o protagonismos mediáticos que jamás hubieran tenido si aquella no hubiera ocurrido. O también nos hubiéramos evitado que personajes nefastos para la cultura de los medios, puedan sumar puntos de rating hablando en forma patética.
No hay banda como Callejeros. Nos puede gustar cualquiera, La Renga, Los Piojos, La 25, Un segundo, El Bordo, etc etc, elijamos quien elijamos, son únicos. Llegan a fondo. Describen la realidad en forma cruda, directa, sin filtros, sin verso. Y no sé si es rock, es mezcla, esa mezcla que lo hace único.
Y que dicen o que piensan los sobrevivientes? Como en toda muestra de grupo humano hay visiones encontradas, opiniones contrapuestas y un enorme dolor interior en todos ellos. Y nosotros conocemos solamente a los que espontáneamente se asoman a mostrar sus sensaciones, pero hay un gran porcentaje de ellos que no sabemos que piensan porque el dolor los ha abatido, han querido olvidar o intentado hacerlo, o han escapado de la jungla general. De aquellos que supimos conocer de alguna manera, creo que podemos decir que la mayoría está con la banda, la defiende, la banca y les cree; razonablemente tenemos aquellos otros que toman las banderas de la querella más sanguínea y ataca desde lo más bajo a los músicos, siendo los menos por cierto.
Hay algo que siempre me pregunto y no logro hacer una composición de situación; y pienso en como debe ser hoy por hoy un día cualquiera del sobreviviente Pato Fontanet, esté donde esté, cuando sale a la calle, cual sería la reacción de la gente que se va cruzando en el camino? Si no interactúa con el mundo real debe ser realmente algo tormentoso para cualquiera, pero en el caso que así no lo fuera, debe ser terrible chocarse con personas que - arrogándose facultades de juzgamiento - puedan condenarlo, mientras que a la par podríamos encontrar a otras que puedan endiosarlo desde un fanatismo o idolatría a veces inexplicable también. Debe ser traumático.
También imagino que debe ser interesantísimo hablar con Pato en un mano a mano, uno piensa en las letras que arma, las palabras que utiliza - que no son palabras comunes ni simples - y ve un tipo muy inteligente, una persona con una impresionante capacidad de transmitir sensaciones, auténtico.
Lo mismo de traumático debería aplicarse a Juancho Carbone, Elio, Eduardo o Cristian, el resto de la banda, solo que como sus caras no son tan mediáticas como las de Pato, sus exposiciones serían menos desgastantes.
Sinceramente, no sé como sigue todo esto. Como lo pensaba y así lo dije en el foro oficial, luego del fallo, íbamos a tener los coletazos de rigor, los editoriales en diarios y revistas el fin de semana siguiente, alguna que otra bomba amarilla para acompañar el viento de cola de la noticia - léase demanda civil - y lentamente todo acomodándose al curso normal de los hechos. Uno busca la palabra "Cromagnon" o "Callejeros" en buscadores de noticias y pasa ya más de una semana sin entradas nuevas. Salvo alguna noticia musical de la banda, o alguna acción mediática de los 4 o 5 padres de víctimas que conocemos, el tema entrará en un letargo hasta que el fallo de Casación se aproxime ciertamente.
Siempre pensé en como poder equilibrar en los medios las visiones de la mayoría de los sobrevivientes; hasta ahora el llanto y la bronca de los padres fue el denominador común por el cual la noticia fue siempre exhibida ante la opinión pública.
No se ha respetado al sobreviviente en su justa medida; parecería que el padre de una víctima es más protagonista de la tragedia que esa potencial víctima que no lo fue, que tuvo la suerte de no serla, y que por eso perdiera entidad para ser un sujeto central en el análisis objetivo del caso.
Víctimas son todos, los fallecidos y los que pudieron salir. No hay diferencias sustanciales para el análisis en mi opinión.
Como me dijo Javier, un sobreviviente que me escribió en mi primer blog, "que importante sentir"... Me estremeció enormemente, me dejó un nudo en el estómago que me hizo replantear si seguir escribiendo acá. Saber que le llegué me reconfortó, seguramente será más por el abandono que le hemos hecho nosotros como ciudadanos ,que por lo que pude haberle transmitido.
Su fragilidad y valentía al mismo tiempo me la imagino replicada en varios otros chicos.
Sueño con la objetividad del ciudadano, con la independencia de criterio y con la mirada desapasionada que merece el caso.
No quiero más descerebrados que amenacen con un odio visceral en el foro de la banda, allí son mayoría chicos con ideales claros, tienen una noble idea que defienden, con las cuales se pueden discrepar, pero nunca amenazar.
Siempre me pregunto también si yo hubiese sido padre de una víctima, que pensaría? Estoy seguro que mi bronca estaría dirigida hacia la corrupción de las habilitaciones, coimas, etc, pero no acusaría a la banda que mi hijo supo admirar, porque ellos le brindaban un espectáculo musical, no les daban un seguro de vida.
Si fueran mercenarios, sería tan obvio que no hubieran tocado nunca más.
Como no lo son, como son sobrevivientes, como son víctimas, apelo al respeto que les debemos todos los que no lo fuimos.
Para ser víctima o sobreviviente no hace falta llorar ni que nos hagan llorar, solo hay que serlo.

24.8.09

MIRADA SOBRE CROMAGNON

Pasaron los días y quería evaluar si la adrenalina de la información había bajado. Quería evaluarme a mí mismo, chequear si estaba preso de la subjetividad, una de las cosas que más trato de evitar.
Como introducción cuento que crecí escuchando a Charly García, Los Abuelos de la Nada, Virus, Soda Stereo, Los redondos... Pocos recitales, solo Los Rodríguez, U2 e INXS. Este era mi perfil musical, algo variado digamos. Siempre pienso que la imposición cultural estadounidense había tenido un éxito relativo conmigo, ya que a medida que crecía me daba cuenta que no era permanente. Empecé a convencerme que no había grandes diferencias entre Valeria Lynch y Whitney Houston por ejemplo, podrán tener voces distintas, la música que los acompaña a lo mejor también, a lo que voy es a lo que dicen y debiéramos comprender para poder decir si nos gusta o no; es más, probablemente nos acostumbramos a que nos guste algo sin saber que está diciendo, es como que culturalmente aceptamos esa lenta pero continua invasión –que aún no ha terminado - y tildamos de “grasa” a lo nuestro, gustos aparte obvio.
Alguien decidió también que las películas francesas son aburridas y las de guerra yanquis son mejores, pero creo que nos acostumbramos a eso. Hoy mucha gente conoce más ciudades de Estados Unidos que de su propio país. Insólito. Parecería que somos animales de costumbre. En esa línea rebelde ante la agresión cultural silenciosa del enemigo extranjero, y sin ser un militante de lo que cotidianamente se denomina izquierda, fui moldeando mis visiones de las cosas.
Recuerdo que mi padre me decía en mis veintipico, a los 30 te va a gustar el Tango, ahí vas a valorar la música verdadera, no el "ruido" que escuchás.
Llegué a mis 34 y vino Cromagnon. Lloré con la tragedia como mucha gente, ya que las imágenes eran terribles. No tenía idea quienes eran Callejeros, pensé que como habían tocado en Once eran de una bailanta. Típico prejuicio del que no se informa. Un amigo me hizo escuchar unos temas, dos los conocía pero no sabían que eran de ellos. Me gustaron todos. Empecé a buscar más de ellos, conseguí los cd completos y me gustaron casi todos también.
Me dije, puede ser que yo, que nunca fui a un recital de “rock chabón”, pueda gustarme como nunca antes este perfil de música? Claramente no era del palo. Pero estaba – y estoy – convencido que nunca antes había escuchado tanto contenido en las letras de una banda. Y paralelamente estaba la tragedia, es decir, que me encontraba atrapado en una mezcla de un alto interés musical que no podía explotar debido a la situación del grupo y el impacto en la sociedad toda.
Hoy, 2009, los banco musicalmente y también jurídicamente. Y doy mis fundamentos.
He leído algunos foros de la red, tildando a la banda de músicos diabólicos, a un Pato Fontanet poco menos que Satán, que aparentemente hace un lavado cerebral a una juventud perdida (frases nombradas si las hay), que generan una pasión inmadura que con el tiempo se transformaría en una etapa sombría del adolescente. Músicos manipuladores como pocos, lacra social, rebeldes del sistema, ascendentes sobre drogadictos, borrachos, chorros, cultores del fernet y del faso sin límites. Y encima, lucradores inescrupulosos con el dolor ajeno.
Y como quedaba yo parado en esto?
En principio puedo tranquilizarme que no estoy solo en el naufragio, ya que conozco a otros cuantos que están en la misma, pero no dejo de replantearme el porqué de estar chocando con miradas y opiniones de personas que -a priori-, comulgaban con mis ideales, mis costumbres y mi educación. Nunca me pelee con tanta gente en el foro de La Nación On Line. Me seguía replanteando si realmente tenía firme mis convicciones o si estaba en un proceso de maduración tardía, cegado por un fanatismo transitorio. Lo macabro de la banda me estaba atrapando subliminalmente?
Observo atentamente a los medios y voy encontrando las primeras respuestas o creo empezar a encontrarlas.
La verdad, yo no creo en el periodismo serio que pueda tener información tendenciosa en este tema (serio dije, con los matices opinables del caso), pero quise explorar un poco esa intuición de psicólogo que me arrogo tener injustificadamente y empiezo a describir esas sensaciones.
Y renuevo las dudas, porqué cuando Gustavo Cordera –ex Bersuit- hace guarangadas en un escenario es un piola bárbaro y se lo destaca en programas musicales y mi Patricio Rogelio Santos Fontanet una lacra social? Que nos venden los medios?
Íntimamente pienso sinceramente que no nos venden, sino muestran lo que quieren porque piensan realmente que es así, que la gente piensa así, que ellos muestran lo que la gente cree qué es correcto y qué no, y que la verdad está revelada, parecería que las barajas vienen así y no las podemos cambiar. Alguien lo decidió antes. Hay un tema de Callejeros que se llama Rockanroles sin destino que me encanta, en una parte dice: “tantos idiotas sin clase, que te arman el ranking de los elegidos, del nunca jamás…y ahí caés en la cuenta de que lo que cuenta es lo que se siente en la calle, en la gente y no en los inventos de estos incoherentes”.
Algunos dicen “no me gusta esa música”, pero es poco probable que hayan escuchado las letras; es como que hay una negación previa porque es políticamente y socialmente deleznable hacerlo, o tildable de ser un tonto o un morboso. Morboso!. Eso me dijo un familiar ante mi gusto hacia la banda.
Otro axioma impuesto: Como van a seguir tocando? Por respeto a sus muertos por lo menos, dicen. Y quien se arroga el derecho de aconsejar a los deudos como ellos de lo que deben hacer con sus muertos?. Hay más información que no se dice. No se dice que ellos no querían tocar más. No se dice que el suicidio no era una falacia. Que la atención psicológica los estabilizó y les aconsejaron que siguieran. Que algunos artistas los apoyaron y que hasta Bergoglio les generó una esperanza. No. No se dice. Y si no se dice no se conoce. Porqué? Mi opinión es que resulta menos riesgoso para el periodismo, acompañar la fácil adhesión al dolor de un padre de un seguidor de la banda, que en esbozar una comprensión hacia los músicos, que en definitiva serían unos marginados sociales. Quizá haya ayudado en esa postura informativa, el perfil de Pato Fontanet, que no comulgaría con el educado rebaño de ovejitas que somos los ciudadanos tras la noticia que nos van acomodando, por eso lo crucifican en donde sea. Entiendo que los chicos no están preparados para respuestas políticamente correctas ni para conformar a la opinión pública ni para que los voten en una elección, sino que son artistas musicales, no actores ni políticos, son auténticos y les sale como les sale como nos saldría a cualquiera de nosotros si transitáramos ese calvario. Habrán pensado, lo único que queremos y podemos es cantar y tocar música, la única manera de canalizar el dolor, y bueno... allá vamos, que nos sigan los que nos quieran y comprendan. Y lo veo razonable. Porqué voy a criticarlos? Porqué voy a enterrarlos? Quienes somos nosotros, ciudadanos argentinos para juzgar con implacables sentencias lo que se debe hacer o no?
Yo sé que una madre o un padre llorando o con la voz quebrada ante la pérdida de un hijo es incontrastable. No lo discuto ni lo pienso. Pero porqué hay un halo de inviolabilidad de imagen de ellos, frente a los venenosos ataques a los músicos sobrevivientes que perdieron sus parientes también?.
Los ojos de la opinión pública son aquellos que la televisión se dirige y pertenecen al público que le interesa. El tema acá es como se presentan a los personajes.
Es la misma reacción emocional ver un padre de Cromagnon dolido por su pérdida que ver otro argentino al cual la Nación no le dio oportunidades, lamentarse porque perdió a su hijo por una bala perdida en una villa?
Los que fueron a la marcha de Axel Blumberg pidiendo seguridad, sostuvieron sus ideales en otros casos?
Porqué los muertos del 11/9 en New York nos conmovió a mas no poder y cuando mueren diariamente de a 30 o 40 en Irak pasamos la hoja del diario como si nada?
Porqué al ridículo de Ibarra le perdonamos su evasión elíptica del tema y encima aceptamos el papelón televisivo de sus falsos adeptos?, lo criticamos y nos reímos irónicamente un día pero nos acostumbramos como posible a esa anécdota política y nos quedamos en el “que se vayan todos” pero hasta ahí…
Las respuestas creo que pueden ser coincidentes.
Sigo escuchando que Callejeros era banda bengalera, que había una guardería en los baños y más. Cuando se instala algo, cuesta una enormidad sacarlo de la opinión pública. Ese es el poder de los medios.
Ahora sabemos que no había guarderías, pero hubo ríos de tinta hablando antes de eso! Y hay gente que sigue pensándolo solo porque fue instalado. Ya no escucha – o no le interesa – saber si era mentira; basará sus argumentaciones con datos falsos, pero ya hizo una construcción imaginaria del caso y lo convirtió en un sociólogo más.
Los sobrevivientes y público asistente en general a los recitales de Callejeros dicen que no eran bengaleros, sí obvio que había fans que las llevaban, como en innumerables recitales de rock, pero los padres – que no van a los recitales – dicen que sí. La banda estaría más preocupada por el rito satánico o carnavalesco de un tarado que en ver como suenan ellos como músicos.
Les creemos a los padres y no a los testigos!. Parecería que todos mienten, hubo un gran acuerdo para mentir, no se filtraría ninguna verdad oculta, todo ello en pos acompañar como debe ser al llanto de una madre sin consuelo.
Hasta los jueces mienten.
La querella que no acusa a la banda? Mentirosos también!!, perdón esto nadie lo dijo.
Ahora yo digo, es creíble que los músicos quieran humo y fuego frente a ellos? No veían nada, ellos dicen que les molestaba, Patricio Fontanet es alérgico, creemos realmente que la banda quería eso? Y si así fuera no hubiesen sido los únicos, claramente. Y si lo fueran o no, es evidente que no es su culpa lo del techo, las puertas y todo lo que provocó la tragedia. Lo que es claro es que no lo incentivaban, no lo alentaban, a lo sumo no lo cuestionaban. Como nadie cuestiona nada hasta que las cosas pasan.
La otra mirada es si los pibes que la tiraron serían asesinos seriales. Si las salidas de emergencia hubiesen estado abiertas o el techo no fuere el adecuado, y supongamos que hubiesen fallecido dos personas, habría un debate de la banda bengalera en ese sentido ?. O si hubiera habido un cortocircuito y el matafuego no funcionaba (ya sabemos que no iba a funcionar) y hubieran muerto también los mismos que en 2004, también los músicos tendrían que haber contratado al electricista? Una locura.
Yo creo que si hubieran muerto también, sería los héroes del rock nacional, unos mitos eternos del imaginario argentino.
No entiendo porqué no hay una satanización de los funcionarios. Debe ser porque es habitual que haya funcionarios corruptos y no nos produce ningún efecto, en cambio la acusación a la banda es toda una novedad para explorar en el inconsciente argentino. Es como que nos cambia la adrenalina del juzgamiento, es otro final de la película, nos despierta otra sensación. Ridículo no?
Porqué la banda es centro de acusaciones si hubo querellas que no los acusaron y hay padres de sobrevivientes que los apoyan? Pero en la tele, siempre aparecen no más de 4 o 5 padres, con la enjundia de la acusación, los medios lo pasan y así la opinión pública compra la imagen, el sonido del llanto y el cóctel emocional perfecto para el argentino medio, creyente de un país mejor y creyente de un futuro que cambiará si nos unimos en la causa. La culpa del otro. Yo? argentino...

Dejo aclarado que los padres merecen toda la comprensión y el respeto, mis miradas enfocan a la presentación de los medios y la captación intelectual del observador. Si quiero decir que los padres tuvieron hijos que seguían a la banda y que si hubieran sobrevivido seguramente hubierna ido a sus recitales posteriores porque como la gran mayoría apoyarían y apoyan a la banda. Obvio es una suposición, pero los sobrevivientes son los únicos testigos no solo de la tragedia sino de como era la banda, como eran sus integrantes y que cosa era los que los movilizaba. Y seguramente no era una piromanía oculta lo que los motivara.
Otro diablo. La mamá de Pato está poseída por el demonio también, cuando se cansó de que a su hijo le gritaran asesino durante 5 años. Pero es una marginal irreverente que hizo un fuckyou desubicado. Como no va a vender esa imagen? Es obvio. Claro, actitud criticable, seguro.
Pero no lo serían aparentemente las siguientes frases de padres a otros sobrevivientes.
“Vos te tenías que haber muerto en Cromagnon también”
“Murieron los buenos, los malos son ustedes.”
“Van a arder en el infierno
”.

Quien se ocupa del destinatario de estas ofensas?
Insisto, no lo digo como defensa, sino apelo a la objetividad y el mensaje de los medios.
Escucho hablar a Pato Fontanet y me suena tan auténtico y transparente que no encuentro fisuras, no se de donde agarrarme para no creerle, lo veo como un pibe común y corriente, lo único que faltaría es ver si tiene el triple seis oculto en su cabeza. Me olvidaba que Hebe de Bonafini también cayó en la volteada, parece que le gusta la banda también. Por Dios. Las construcciones psicológicas que se han montado han sobrepasado mi imaginación.
Veo en el foro de la página oficial de la banda y los jóvenes seguidores tienen una frescura del deseo de justicia y sentido común que adolece la gente media, medios incluidos entiendo yo.
Serán 15.000 tarados los que fueron a Olavarria?
Los pibes no son ningunos tontitos, vaguitos ni marginados sociales. Tenemos de todo, lo habitual del mundo del rock, pero hay muchos que son intérpretes de una realidad que las letras de los músicos han sabido transmitir y decodificar como nunca una banda antes.
No me considero destinatario de las adjetivaciones que realizan los senadores romanos disfrazados de opinólogos del caso.
Me pregunto siempre que camino por la plaza del Congreso, y si se cae el molino de la confitería?, pienso en los ascensores de Tribunales, del Hospital de Clínicas, los edificios de la Villa 31, etc, etc. Cuantos Fontanet hay en cada lugar de esos?
Para redondear, no se me ocurre otra palabra para los que acusan a mansalva, no la puedo reemplazar. Hipócritas. No hablo de los padres en este caso. Hablo del mismo que se cree con una sabiduría extrema, censor y opinólogo experimentado en ética, moral y buenas costumbres, excelente diagnosticador de lo que debió haber sido, debe ser y debe hacerse, el erudito conocedor de la Argentina que nos merecemos todos, el gran soñador de la gran clase media al poder. Aquel que espera todo servido del otro, el que admira a países desarrollados y se lamenta que no hayamos sido Australia o Canadá.
Ese, el que espera el diario del lunes y no se juega antes, el que no tiene humildad, el argentino que el extranjero sabe escanear muy bien.
Ese sujeto me indigna. Ese soy yo también en este caso hablando de ellos. Es que tan cerrados somos? Siempre será así?. Poder jugar otro juego es lo que imagino.